La historia de los huevos rotos pasa por la conquista, en sus más de cuatro siglos de historia, de los selectos paladares de la realeza a los de la clientela de tabernas y archiconocidos restaurantes dispersos por toda nuestra geografía. Mencionado ya por Lope de Vega o en las páginas de El Quijote, este humilde plato ha vivido un sinfín de variantes; con chorizo, con jamón, tocino, setas, gulas… pero siempre sobre la misma esencia: huevos fritos y patatas fritas.
En platos tan sencillos, las materias primas y la técnica lo son todo, por eso apostamos por una versión más marinera con chipirones enharinados, un producto sabroso y sutil que eleva esta receta irresistible.
Freír las patatas en abundante aceite caliente hasta que estén ligeramente doradas. Sazonar al gusto y reservar. Freír los chipirones enharinados siguiendo las instrucciones en el paquete (abundante aceite a 180º durante 1 – 1,5 minutos).
Freír los huevos consiguiendo que la yema quede líquida. Emplatar, salpimentar al gusto y servir caliente, rompiendo la yema sobre las patatas y los chipirones para que haga de salsa.
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